Hasta principios del siglo XIX, los forasteros que viajaban a la Ciudad de México debían conformarse con dormir, o intentar dormir, en mesones sucios, incómodos y malolientes.
De los primeros edificios destinados a operar como hotel en la Ciudad de México fue el ubicado en el número 37 de la calle de Palma, construido en 1840 por el ingeniero José Besozzi y se le nombró “Hotel de la Bella Unión”. Adicionalmente, fue de los primeros edificios en utilizar ladrillo en su fachada, ya que anteriormente, la mayoría de los edificios eran de tezontle rojo.