Uno de los edificios emblemáticos de la Plaza Santo Domingo, es el antiguo Palacio de la Inquisición, construido de 1732 a 1736 para domiciliar ahí al Tribunal del Santo Oficio.
Su arquitecto, Don Pedro de Arrieta, cortó la fachada dándole así, en adición a un claro estilo barroco, el fundamento para ser apodado como “La Casa Chata”.
En su patio, los arcos de las esquinas carecen de columnas lo que, como diría la reconocida Maestra Guadalupe Lozada León en su artículo “Antigüo Palacio de la Inquisición” publicado en la revista Relatos e Historias en México, núm. 44., da la apariencia de que se sostienen en el aire.
En este magnífico ejemplar de la arquitectura virreinal, vivieron los inquisidores y en el eran encerrados, en los temidos calabozos de “La Perpetua”, que era la cárcel del edificio, aquellos que eran, a juicio del Santo Oficio, pecadores de herejía.
El mencionado tribunal dejo de existir en 1820, y fue en 1854 que el edificio se volvió la sede de la Academia de Medicina.
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